Hay veranos que dejan marca. No porque uno se vaya a la otra punta del planeta ni porque pase algo de película, sino por algo más sencillo y duradero: la sensación de haber crecido sin darse cuenta. Así, entre risas, esfuerzo, golpes buenos y no tan buenos. Eso es lo que pasa cada año en la escuela de verano tenis en Riba-roja. No es un simple campus. Es una experiencia. Y de las buenas.
Con el respaldo de nuestros profesionales en el Club de Tenis Las Vegas —que saben lo que hacen y se nota— nuestra escuela ha ido ganándose el respeto de familias, jugadores y entrenadores de toda la zona. Aquí se viene a jugar, claro, pero también a aprender lo que no se enseña en los libros: cómo gestionar una derrota sin dramatismos, cómo celebrar una victoria sin arrogancia y cómo hacer equipo incluso cuando el tenis es un deporte individual.
Lo que vas a encontrar aquí (y por qué deberías quedarte)
Si has llegado hasta aquí es porque te interesa saber más. Y haces bien, porque esta escuela no es una más del montón. A lo largo de este artículo te voy a contar con pelos y señales qué pasa dentro y fuera de la pista, cómo se organizan los entrenamientos, qué valores se cultivan y por qué muchos niños salen de aquí queriendo repetir año tras año.
Vamos a repasar:
- Cómo es un día cualquiera en esta escuela: horarios, actividades, pausas, entrenamientos y dinámicas.
- Qué valores se trabajan sin que parezca una clase de ética: respeto, esfuerzo, cooperación y autoestima.
- Por qué el entorno del Club de Tenis Las Vegas marca la diferencia (y no es solo por las pistas).
- Qué dicen los padres y los chavales que han pasado por esta experiencia (spoiler: hablan bien).
- Qué cosas se hacen más allá del tenis y por qué suman tanto: juegos, talleres, retos, disfraces.
- Preguntas que seguro te estás haciendo si estás valorando apuntar a tu hijo o hija.
Y todo contado con naturalidad, sin florituras, para que tomes una decisión con criterio. Que no es poca cosa cuando hablamos del verano de tus hijos.
Cuando el tenis es solo el principio
Lo que se entrena… y lo que no se ve
Tres grupos, tres formas de aprender
Aquí no se mete a todos en el mismo saco. El programa se divide por edades y niveles, con entrenadores que se ajustan al ritmo de cada grupo:
- De 5 a 8 años: Los peques empiezan por lo básico. Juegos de coordinación, raqueta en mano, pero sobre todo mucha psicomotricidad. Aquí se trata de que se muevan, se diviertan y le cojan el gusto.
- De 9 a 12 años: El tenis empieza a tomar forma. Se trabaja la técnica, se entiende la pista y se empieza a pensar en estrategia. No se trata solo de darle a la bola, sino de saber por qué y para qué.
- De 13 a 16 años: Los que ya tienen rodaje afinan. Se trabaja con más exigencia, con correcciones personalizadas, partidos con cabeza y análisis de juego. Aquí hay ambición, pero también cabeza.
Y todo con sesiones que incluyen calentamientos activos, estiramientos como Dios manda y algún que otro ejercicio transversal para variar: circuitos, carreras, juegos atléticos.
Un día de esos que se pasan volando
El día arranca con una bienvenida que pone a todo el mundo en sintonía. Nada de llegar, calzarse la raqueta y a correr. Aquí se empieza en grupo, se conectan energías y luego sí, se entrena. Pero también se descansa, se come algo sano, se hacen talleres y se ríe. Mucho.
Entre bloque y bloque de tenis hay espacio para:
- Juegos cooperativos sin raqueta.
- Talleres donde se pintan manos, camisetas o lo que toque.
- Mini charlas sobre cómo alimentarse bien, beber lo suficiente, cuidar el cuerpo.
- Momentos de calma. Porque sí, también hay que saber parar.
Cuando se gana incluso perdiendo
Aquí se aprende más que a sacar
Lo que pasa en esta escuela va mucho más allá del resultado de un partido. Se trata de formar personas. Y eso se nota desde el primer día. Aquí se habla de respeto, pero también se practica. Se habla de trabajo en equipo, pero se vive.
Los chavales aprenden a gestionar el error, a celebrar sin humillar, a escuchar una corrección sin venirse abajo. Y lo hacen porque ven a los entrenadores hacerlo primero. No es teoría. Es práctica.
Aprender a fallar y no venirse abajo
El tenis, como la vida, está lleno de errores. Aquí se entrena también la frustración, el no rendirse cuando la bola no entra. Y eso, créeme, vale más que un revés perfecto. Porque lo que se aprende aquí se va con ellos fuera de la pista.
Mezcla que suma
Hay niños de todos los perfiles, edades, culturas. Y eso es un regalo. Aprenden a convivir, a esperar turno, a compartir sin competir. No se aísla a nadie, todo lo contrario: se busca el grupo, se construye comunidad. Y se nota en el ambiente.
Un club que no necesita presentación (pero la merece)
El Club de Tenis Las Vegas es uno de esos sitios que no se improvisan. Lleva años siendo referente y no por casualidad. Sus instalaciones están pensadas para que el tenis se disfrute y se aprenda bien.
¿Lo que encuentras allí?
- Pistas impecables (tierra batida y rápida).
- Espacios con sombra para comer, charlar, descansar.
- Aulas para talleres y juegos de interior.
- Piscina controlada cuando toca refrescarse.
- Zonas verdes que invitan a correr, explorar y respirar.
Y lo más importante: un equipo humano que hace que todo fluya.
¿Quieres que tu hijo o hija lo aproveche al máximo? Aquí va una guía rápida
Qué meter en la mochila (y qué dejar en casa)
- Ropa cómoda y transpirable.
- Calzado específico para tenis.
- Raqueta (aunque se puede prestar una).
- Crema solar, gorra y botella de agua.
- Almuerzo saludable (evita bollería).
- Y sobre todo: actitud positiva.
Antes de apuntarte…
- Revisa bien el calendario: hay semanas con plazas limitadas.
- Habla con el equipo si tu hijo tiene alguna necesidad especial.
- Visita el club: ver el entorno ayuda a decidir.
Porque no todo es tenis
Días temáticos que rompen la rutina
- Disfraces deportivos (sí, hay fotos geniales de eso).
- Torneos internos con nombres de equipos inventados.
- Retos en grupo, gymkhanas y más.
- Exhibiciones de jugadores top que vienen a motivar.
Todo pensado para reír, aprender y conectar.
Aprendizajes de los que no se borran
Además del deporte, se trabaja:
- Cómo alimentarse para rendir.
- Qué hacer cuando te enfadas.
- Cómo convivir sin pisarse.
- Cómo ser parte del grupo sin perder tu voz.
Enseñanzas que no vienen en el manual, pero que funcionan.
¿Tienes dudas? Aquí algunas respuestas sinceras
¿Hace falta saber jugar?
Para nada. Hay sitio para todos. Se empieza desde cero si hace falta. Lo importante es querer aprender.
¿Y si hace un calor de locos?
Se adapta el programa: más descansos, más sombra, más agua. Nadie fuerza a nadie.
¿No es demasiado competitivo?
Justo al revés. Aquí se premia la cooperación. Se celebra el esfuerzo, no solo el resultado.
¿Se puede seguir luego?
Claro. Muchos acaban en la escuela anual. Lo bueno no se deja a medias.
Esto no es un campus más. Es una experiencia que se queda
La escuela de verano tenis en Riba-roja no está pensada para pasar el rato. Está pensada para dejar poso. Para que los niños aprendan sin darse cuenta, para que se sientan parte de algo y para que el deporte les muestre una forma distinta de crecer.
Si buscas algo más que unas horas al sol, si quieres que tu hijo o hija vuelva a casa con las mejillas rojas de reír y las piernas cansadas de jugar, pero el corazón lleno… esto es para ti.
Consulta ya la disponibilidad de plazas en el Club de Tenis Las Vegas. Que las mejores experiencias no esperan. Y el verano tampoco.
